martes, 3 de junio de 2014

EL SANADOR HERIDO... EL LÍDER COMO HOMBRE COMPASIVO 2.

"El hombre compasivo, que apunta hacia la posibilidad del perdón, ayuda a los otros a liberarse de las cadenas de su vergüenza paralizante, les permite vivir su propia culpabilidad y restaurar su esperanza de cara a un futuro en el que el cordero y el león puedan dormir juntos. 
Pero debemos ser conscientes de la gran tentación a la que se enfrentará el ministro cristiano del futuro. En cualquier parte, los líderes cristianos, lo mismo hombres que mujeres, se han hecho progresivamente conscientes de la necesidad de una formación y de un entrenamiento específicos. Esta necesidad es realista, y el deseo de más profesionalismo en el ministerio, comprensible. Pero el peligro está en que en vez de llegar a la libertad para dejar crecer al espíritu, el futuro ministro pueda enredarse él mismo en las complicaciones de su propia competencia adquirida y se sirva de su especialización como de una excusa para soslayar una misión mucho más difícil, la de ser compasivo. La misión del líder cristiano es la de sacar a flote lo mejor que tiene el hombre e impulsarlo hacía delante, hacia una comunidad más humana. El peligro está en que su ojo, hábil a la hora de hacer un buen diagnóstico, se convierta más en un ojo que hace análisis detallados y distantes, que en el ojo de alguien que, con sentido de compasión, haga el camino con su hermano. Y sí los sacerdotes y ministros del mañana piensan que la solución al problema del liderazgo cristiano de cara a la próxima generación es una mejor preparación, pueden acabar sintiéndose más frustrados y desilusionados que los líderes de hoy. La estructura y el entrenamiento son tan necesarios como el pan para los hambrientos. Pero lo mismo que el pan, dado sin amor, puede llevar a la guerra en vez de a la paz, el profesionalismo sin compasión convertirá el perdón en un truco publicitario y el reino que tiene que venir en una venda que cubre los ojos.

Esto nos lleva a estudiar la característica final del líder cristiano de la generación futura. Si no quiere convertirse en uno más de la larga serie de profesionales que intentan ayudar al hombre con sus habilidades específicas, si realmente quiere ser un agente que guíe de la confusión a la esperanza y del caos a la armonía, debe sentirse él mismo no solamente unificado interiormente y compasivo, sino que tiene que ser también, y en el mismo grado, contemplativo en su corazón".

Henri Nouwen
"El sanador herido"

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